Desde pequeña, dibujar y pintar siempre fueron mi refugio y fuente de alegría; tanto así que, a los 7 años, tuve claro que quería ser pintora.

Sin embargo, no fue hasta que Michael Jackson "entró en mi vida" que esa idea cobró otra dimensión.

Él despertó en mí profundos e intensos sentimientos y emociones que me desbordaban y pedían una salida a gritos. Activó la llave de mi creatividad.

Tenía 12 años y recuerdo el momento preciso en que me prometí no parar de pintar hasta expresar lo que sentía y veía en él en un lienzo, y a continuación, decretar que lo conocería a través de uno de mis cuadros. Después de esfuerzo e insistencia, lo conseguí. Él siempre fue mi motor y mi máxima inspiración. Hoy en día, lo sigo llevando en mi corazón; su voz, música, energía y aura me siguen conectando a la creación y a la magia de la vida.